Cosecha de agua de lluvia
La cosecha de agua de lluvia es la práctica de acoger/captar la precipitación y compartirla/usarla lo más cerca posible del lugar donde cae. El proceso imita a los ecosistemas intactos y sanos, que de forma natural infiltran el agua de lluvia en el suelo y la hacen circular a través de una infinidad de formas de vida. La cosecha de agua acepta la lluvia y le permite seguir su camino natural hacia la productividad. Esto es diferente de lo que hace la mayoría de las ciudades modernas, suburbios, granjas, jardines y huertos domésticos, que es sellar y deshidratar el paisaje usando pavimento impermeable y formas convexas, o eliminando la vegetación perenne.
La precipitación (lluvia, granizo, aguanieve y nieve) es la principal fuente de agua dulce dentro del ciclo hidrológico de nuestro planeta. Esta precipitación, o “lluvia”, abastece a todas las fuentes secundarias de agua, inlcuyendo las aguas subterráneas y las aguas superficiales de arroyos, ríos y lagos. Si se bombean o drenan constantemente más rápido de lo que se reponen, estas fuentes secundarias acaban por dejar de existir. Aunque estas fuentes secundarias de agua pueden recuperarse si su tasa de reposición natural a partir de las precipitaciones puede superar de nuevo la tasa a la que son bombeadas/extraídas o drenadas.
La precipitación se destila de forma natural a través de la evaporación antes de que se formen las nubes, por lo que es una de nuestras fuentes de agua más puras. El agua de lluvia se conoce como “agua dulce” en todo el mundo porque no contiene las sales que se encuentran en las aguas subterráneas y superficiales.

También conocida como agua dulce porque no contiene sales.
Reproducido con permiso Cosecha de agua de lluvia para zonas áridas y más allá, Volumen 1.
Ilustración de Joe Marshall
La lluvia se considera agua blanda pues no tiene carbonato de calcio ni magnesio en disolución, y es excelente para cocinar, lavar y ahorrar energía. Gran parte de nuestras aguas subterráneas y superficiales son duras debido a los compuestos de calcio y magnesio que se disuelven cuando el agua corre a través de o sobre el suelo. Estos compuestos se depositan sobre o dentro de los utensilios de cocina, tuberías y calentadores de agua, formando “incrustaciones” blancas que impiden la conducción del calor y acortan la vida útil de tuberías y aparatos. Usar agua de lluvia ahorra energía y costos de mantenimiento, y puede prolongar la vida de calentadores de agua y tuberías. Con el agua de lluvia también se necesita usar menos detergente y jabón, además de que elimina el sarro de jabón, los depósitos y sedimentos minerales y la necesidad de contar con un ablandador de agua (que a veces se necesita para los sistemas de agua de pozo). El agua de lluvia es un acondicionador natural para el cabello.
El agua de lluvia es un fertilizante natural. Según el agente de extensión cooperativa John Begeman, la lluvia contiene azufre, que es importante para la formación de aminoácidos vegetales. También contiene microorganismos beneficiosos y nutrientes minerales que vienen en el polvo que hay en el aire y que son importantes para el crecimiento de las plantas. El agua de lluvia también contiene nitrógeno, que detona el enverdecimiento de las plantas. Durante las tormentas, los rayos permiten que el nitrógeno atmosférico se combine con el hidrógeno o con el oxígeno para formar amonio y nitrato, dos formas de nitrógeno que se disuelven en la humedad atmosférica y pueden ser utilizadas por las plantas.
De todas las fuentes de agua dulce, el agua de lluvia tiene el menor contenido de sal, por lo que es una fuente de agua superior para las plantas. Las sales de calcio, magnesio, potasio y sodio abundan en la corteza terrestre. Los suelos con altas concentraciones de sal inhiben el crecimiento de las plantas al reducir su capacidad para absorber agua y llevar a cabo la fotosíntesis. Los suelos con alto contenido en sodio tienden a dispersarse, es decir, a perder su estructura. Esto provoca una mala infiltración del agua y la formación de costras en el suelo, que restringen la penetración de las raíces e impiden que emerjan las plántulas. Como escriben David Cleveland y Daniela Soleri en Food From Dryland Gardens, “Los suelos salinos se dan de forma natural en zonas áridas donde no llueve lo suficiente como para enjuagar y arrastrar las sales solubles hacia fuera de la zona radicular. El riego [con aguas superficiales o subterráneas] empeora la situación, ya que las aguas superficiales y subterráneas contienen más sal que el agua de lluvia. Mientras el suelo drene y se aplique suficiente agua de lluvia, el agua de lluvia puede diluir las sales y eliminarlas de la zona radicular”.
El agua de lluvia nos llega de forma gratuita. Cae del cielo y no pagamos por bombearla ni tampoco le pagamos a una empresa de servicios públicos por distribuirla. Sin embargo, la gestión actual de los recursos hídricos domésticos y comunitarios no refleja el verdadero valor de la lluvia. En lugar de considerarla nuestra principal fuente renovable de agua dulce, solemos tratar el agua de lluvia como una molestia, enviándola al drenaje pluvial, a la zanja de desagüe o a la calle contaminada. Invertimos una enorme cantidad de recursos en la compra de fuentes secundarias de aguas subterráneas y superficiales de menor calidad. Esta gestión contemporánea del agua contrasta fuertemente con las tradiciones milenarias de cosecha de agua de lluvia.

Reproducido con permiso Cosecha de agua de lluvia para zonas áridas y más allá, Volumen 1.
Ilustración de Joe Marshall
El agua de lluvia (precipitación) es la madre de todas las aguas y, por lo general, el agua de mayor calidad. Por esta razón, este sitio web y sus libros hermanos promueven sistemas de cosecha de agua que, en primer lugar, cosechan la lluvia, pero que también están preparados para cosechar todas las demás aguas gratuitas que hay en un sitio.
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